viernes, 1 de junio de 2012

ORIENTACIONES PARA COMPRENDER MEJOR A NUESTROS HIJOS Y VER LOS RIESGOS


El apoyo y comprensión de los padres a los hijos
Brindar el apoyo y la comprensión a las personas que mas queremos en la vida, es lo más hermoso que podemos hacer para ellos. Nada hay en el mundo que no satisfaga más al mundo juvenil que el apoyo y la compresión de los padres ante una metida de pata, una locura, un momento importante, una decepción amorosa o un logro que no sólo es alegría para el que logra algo, sino para los padres y por ende para toda la familia. Lo difícil es saber, como padres, cuándo es el momento de dar apoyo y comprensión sin ates haber entablado una relación intima de amigos con nuestros hijos e hijas.

Ser padre o madre hoy en día es un reto enorme. El activismo laboral. La presión social. La priorización económica. El confort y la sociedad de consumo cada vez nos invitan a romper más y más las relaciones afectivas con la propia familia porque solo interesamos nosotros, individualmente, como sujetos. Estar pendiente de cada detalle de la vida de nuestros hijos e hijas es extremadamente difícil, porque muy pocas de las veces, no pasamos tiempo con ellos o ellas, y si lo hacemos rara vez, sólo es una vez a la semana o al mes y creemos que con eso está subsanado el abandono durante la semana.

Tener hijos implica monitorear sus pasos, no como detectives, pero si como amigos, amigas, hermanos y hermanas. No podemos pisar sus talones o seguirles a todas partes, no, eso sería torturador para nosotros como padres o  madres y peor para los chicos y chicas, sería fatal que el padre o madre lo estén siguiendo a todas partes, ya no tendría vida privada y autonomía que tanto busca, sería en resumen, negarles lo que le corresponde por derecho una vida privada y un derecho a relacionarse y socializar con quien quisiere y compartiere sus sueños y estados de vida. Los jóvenes no aceptan que el padre sea un policía o inspector de conducta. No lo soportan. Si el padre o la madre se comportan de esta manera el hijo o la hija se hará un o una rebelde y todo lo que el padre o la madre diga carecerá de sentido, porque el hijo o la hija, siempre con sus actos y actitudes lo desautorizarán. Desde este presupuesto nos queda decir que la autoridad se gana no con la promulgación de normas o reglamentos, sino con ejemplos en la propia vivencia y convivencia con nuestros hijos e hijas.

No podremos comprender a nuestros hijos si no conocemos ¿cómo son en la calle, colegio y en la casa, o con quién se juntan, o qué amigos tienen, o qué es lo que más les gusta o disgusta? Y lo primordial, saber ¿cómo nos ven como padres y madres? Es difícil, si no hemos creado espacios de confianza, de comunicación y diálogo en el seno de la familia. Crear lazos es primordial para comprender a nuestros hijos, comprender sus etapas de desarrollo, sus actitudes, sus actos, sus formas de celebrar, de festejar, de sufrir y de llorar. Si no existe estos lazos comprenderlos será imposible, porque primará, nuestras reglas, normas y nuestros parámetros de vida y no los de ellos o ellas que desean ser escuchados, apoyados y comprendidos ya que la sociedad misma, cuando son jóvenes, los denomina como los incomprendidos, porque nadie los entiende.

Al comprender al joven, lo estamos apoyando, y de hecho respaldando y en parte responsabilizándonos de  todos los actos y acciones que pueda realizar de orden moralmente bueno o malo. Dependerá los padres en gran medida la creación de espacios para que los hijos confíen y se abran a ellos sin miedos, ni temores para que todos los riesgos que nuestro mundo de hoy nos presenta no les convierta en una presa mas del alcohol, las drogas, la prostitución, el pandillaje, el suicidio y la depresión.

Orientaciones prácticas para prevenir y afrontar las conductas de riesgo de nuestros hijos adolescentes.
En la época en la que vivimos es muy difícil prevenir y afrontar conductas de riesgo de nuestro hijos, porque nuestra carga laboral, cada vez es más fuerte y las personas que cuidan a nuestros tesoros no tienen la capacidad de hacerlo, u en todo caso, las que aparentemente las tendrían que cuidar y formar abusan de ellas y ellos o las deforman en vez de formarlos. Por eso, quiero darles unas orientaciones prácticas para hacer frente a esos problemas que se presentan en todos los estratos sociales y en casi todas las familias de una u otra manera.

La primera regla: tener confianza con ellos  o ellas. La más importante de las reglas, es la confianza, sin ella es imposible lograr que una hija o un hijo nos cuenten los problemas que acaecen en su corta vida de adolescente o joven.  Si no confían nuestros hijos e hijas, tenemos que ganar su confianza propiciando, por ejemplo espacios de confianza, ya puede ser saliendo un fin de semana con toda la familia y dándonos tiempo para cada uno ellos en las noches, en las mañanas o cuando nuestro tiempo no esté tan ocupado por la actividad laboral, o invitando a pasear bajo la luz de la luna o de la ciudad a nuestros hijos e hijas para adentrarnos en sus mundos confiando cosas nuestras para que ellos nos cuenten las suyas.

La segunda regla: es la de conocer muy bien sus estados de ánimo de nuestros hijos e hijas. No conocer los estados de ánimo, sería un pecado capital, porque nuestros ojos y sensibilidad paterna o materna no podrían percibir los momentos de ansiedad, ira o depresión que se genera en los jóvenes. Conocerles es indispensable para advertir cualquier problema y hacerle frente. Porque, por ejemplo, cuando hay abusos sexuales, las mujeres en especial, empiezan a deprimirse, a sentirse asqueadas, no quieren salir de su habitación, no quieren bañarse, se vuelven amargadas, y mucho más si empiezan a consumir drogas o alcohol se revelan en contra de los padres o madres, se escapan de casa, y finalmente se lían con pandillas y olvidan por completo los principios morales inculcados en casa o en otros lugares. riesgos 

La tercera y última regla: es la de conocer a nuestras familias, amigos y vecinos que rodean a nuestros hijos. Si no conocemos a las personas que viven en nuestras casas exponemos a nuestros hijos e hijas a sufrir un secuestro, una extorción, manipulación o violación en el peor de los casos. Debemos conocer muy bien los antecedentes de las personas con las que convivimos y de las personas que nos rodean. No podemos permitir confianzas con vecinos, amigos, tíos o primos. Debemos creer siempre a nuestros hijos y no a los supuestos agentes agresores. Debemos darles espacios de libertad para que no caigan en las drogas. Debemos conocer sus parejas sexuales si lo tuvieren. Por sobre todas las cosas debemos crear y afianzar las relaciones maduras y responsables con los miembros de nuestro grupo humano que nos rodean y rodean a nuestros hijos e hijas.    

1 comentario:

  1. Efectivamente el apoyo de los padres a sus hijos es fundamental para el desarrollo psíquico de los hijos.

    ResponderEliminar